[PRONUNCIAMIENTO] Ante el coronavirus, no queremos cualquier reforma

En momentos en que el mundo se encuentra convulsionado ante una de las peores crisis sanitarias  contemporáneas, no podemos escatimar esfuerzos para hacer frente a esta situación desde todos los países, sectores públicos y privados, líderes y comunidades. Todos debemos tomar las decisiones más  justas y adecuadas  a los desafíos  que plantea tamaña situación.

Paraguay, se ha caracterizado por ser uno de los países con mayor desigualdad  en la región, por  una acumulación de riqueza y de privilegios de un pequeñísimo grupo social que equivale a menos del 3% de la población total, a partir del acaparamiento de  los recursos productivos del país, de no pagar impuestos y conseguir exenciones tributarias, así como de ingresos y consumo desmedidos. Además, hemos sufrido un histórico despojo y apropiación de los recursos estatales en manos de estas mismas oligarquías que desde dentro de las instituciones han creado privilegios salariales obscenos y han perpetuado múltiples formas de corrupción.

De manos de estos sectores, hemos visto profundizarse el abismo y las contradicciones entre las clases sociales, los ricos, cada vez más ricos y los pobres cada vez más empobrecidos.

Somos una economía altamente dependiente de las importaciones, sin posibilidad  de autoabastecernos, ni tan siquiera, de los productos de la canasta básica, ya que hemos privilegiado  el monocultivo y el agronegocio terrateniente y mecanizado, que cultiva granos para los animales de granja y vacas para la exportación. Un sistema que deforesta diariamente, depreda la naturaleza y envenena los ríos.

Hemos asistido al desfinanciamiento deliberado y sistemático de lo público, de todo el sistema de protección social, y de la salud pública en particular, mientras se ha fortalecido a grupos monopólicos de empresas nacionales y transnacionales,  especuladoras del  mercado que se han enriquecido con un modelo de sociedad insostenible, donde la acumulación de la ganancia económica prima por encima de la vida.

¿Por qué nos sorprendemos de que una pandemia  haga  tambalear la vida, la salud y la economía a nivel planetario? ¿Por qué nos sorprende en Paraguay? Hemos sufrido la fragilidad  sanitaria, desde hace años. ¿Nos hemos olvidado de cómo fallecieron en nuestro país cientos de mujeres por falta de acceso a los servicios de salud durante el parto? o ¿de las personas que fallecieron debido al cáncer por falta de quimioterapia? o ¿las cientos de personas que murieron por no poder acceder a camas de terapia intensiva?

¿Cuántas muertes y sufrimiento humano debemos esperar para cambiar este sistema?  Es el momento impostergable  de hacer cambios  estructurales,  radicales,  que  devuelvan al país la soberanía, la dignidad, el cuidado y el respeto por la propia vida.

Es el momento de poner en marcha  una reforma sanitaria  estructural, que devuelva al Estado  su rol protagónico  incuestionable y el fortalecimiento del sistema público universal de salud para el cuidado y la protección de los más de 7.000.000  de  habitantes del país. Se requiere la inversión creciente y sostenida con recursos genuinos del Estado, en base a una reforma tributaria con criterios de justicia social en la que aquellos que depredan, aquellos que generan productos nocivos para la salud, aquellos que acumulan riqueza y se benefician con los privilegios de un Estado ausente, paguen impuestos progresivos.

Pero mientras, aquejados de esta crisis sanitaria en plena pandemia mundial, donde la enfermedad y muerte se hace presente y visible para toda la sociedad, requerimos medidas urgentes, basadas en evidencia, con participación y control social:

– Que la donación (siempre condicionada y no desinteresada) de $1.300.000 del gobierno norteamericano y los otros recursos designados para este fin, sean destinados a la  protección y bioseguridad de los trabajadores de salud, al fortalecimiento inmediato de laboratorios, aumento de testeos, compra de  insumos, medicamentos y materiales  para la atención de la población, así como, a las adecuaciones necesarias para la internación.

­- Que los organismos internacionales de cooperación de las Naciones Unidas, velen y promuevan las alianzas transnacionales horizontales en defensa de la vida, que hagan frente a la especulación inmoral del complejo médico industrial y farmacéutico, para el acceso universal a los test,  insumos y materiales necesarios para hacer frente al COVID 19.

– Que se garantice el acceso al agua potable inmediato de toda la población, particularmente de los servicios de salud, tomando todas las medidas necesarias y formas de distribución, y proyectando medidas estructurales en el corto/mediano plazo.

– Que haya garantías económicas y en especie para el acceso universal de la población a alimentación saludable y suficiente.

– Que los recursos extraordinarios  ofrecidos y generados con la reducción de los privilegios a los funcionarios públicos y de entes binacionales, sean para la atención en los servicios de salud.

– Que las fuerzas de seguridad velen por el cumplimiento del aislamiento, desde el respeto a los derechos humanos, sin abuso de la fuerza, y con diligencia en el apoyo que pudieran requerir las personas ante la epidemia.

– Valoramos el esfuerzo del Ministerio de salud en evitar el contagio masivo de la población, y crear algunas condiciones en el precario sistema sanitario actual. No obstante, instamos  al gobierno a una administración transparente de los recursos destinados a la epidemia, e instamos a  la sociedad en general a que se mantenga vigilante ante su uso.

Y en simultáneo, a este intento desesperado de nuestras autoridades de reducir la enfermedad y la muerte, requerimos proyectar reformas estructurales que tengan en cuenta la eliminación de estos privilegios en nuestra sociedad, ahora y para siempre, para que mejore la redistribución de las riquezas, garantizando la universalidad y la calidad de los bienes públicos,  en particular de la salud.

Queremos reformas, si, pero no cualquier reforma. Queremos un sistema de salud público, único y gratuito, de acceso universal. Queremos garantizar la calidad y la mejor atención para toda la población, sin diferencias, ni discriminaciones, porque todas las vidas tienen el mismo valor.  Queremos un sistema con participación popular crítica y vigilante.

También sabemos lo que no queremos. No queremos soluciones de mercado como los modelos de financiamiento «Cobertura Universal en Salud» promovidos por el Banco Mundial, en el que se amplía la participación de las empresas privadas en la prestación de servicios de salud pública, garantizando una mal llamada universalidad. Un sistema que en realidad universaliza «coberturas paquetes» que no representan el derecho a la salud. Son mecanismos de mercantilización de la salud, a través de coberturas,  que varían en función de la capacidad de pago de la población.  Es decir, servicios de salud empobrecidos para pobres, y privilegios de salud para ricos.

Es un momento histórico, para acabar con los privilegios, el nepotismo y el clientelismo que   tanto daño han hecho al Sistema Público de Salud. Es momento de cuidar a los que nos cuidan, de cuidar los derechos del personal de salud, con jornadas laborales de 8 horas, con jubilación y salarios dignos.  Es el momento del uso racional y justo de los recursos.

Estamos con el llamado de crear un nuevo  orden social que ponga en el centro la vida. Abogamos porque este momento de crisis nos permita reencauzar los principios  del  deber del Estado como  garante de derechos e impulsor de políticas para el bien común.

Es hora de que lo público, que es de todas y todos, nos iguale en dignidad y derechos.

 

Alames Paraguay / 

Plataforma Ciudadana Jaha Japolí

Asunción, 2 de abril de 2020

 

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Olla Popular / Coordinadora de Lucha por la Tierra, Bañado Sur, Asunción.